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Bueno gente… ante mi falta de ganas de volver a la escritura, les dejo aca una historia que escribio mi amigo Alejo que a pesar de su tamaño realmente vale la pena leer. Y comenten a ver si en una de esas regresamos. Un abrazo
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«12hs. Levanté la mano derecha, y subí al 555…estaba casi lleno, estaba cansado, me quería sentar. Miro al fondo y quedaban tres asientos, me senté del lado de la ventana, al lado del timbre, total si me dormía estiraba la mano hasta él.
En un par de paradas sube una rubia platinada, con anteojos enormes, campera blanca y calzas negras, hermosa, como recién salida del Spá de Jessica Cirio, de unos 30 años.
La miro, me mira…va, creo que me miro no se, es el problema de los lentes polarizados. Sonrió, tampoco sé si ya estaba sonriendo o lo hizo por mí, pero se sentó al lado mío. Yo seguí mirando por la ventana. Ella miraba mi ventana, sentía que me miraba a mí. Yo no iba a decirle nada, seguí en mi mundo…
En alguna otra parada sube un hombre, unos años mayor que yo, y por lo tanto más cerca de tener la edad de esta mujer. Pelo corto y lentes, la miró…ella también lo hizo. Se sentó al lado de ella. Me ofendí mucho, como podía hacer algo así enfrente mío…
Sentí que empezaba la competencia. Ella se puso a mirar por la otra ventana, la de la izquierda, estaba seguro que no lo estaba mirando a él, no era su tipo.
El hombre le sonreía como si creyera tener un mundo para ella. Me comencé a preocupar, la estaba perdiendo, movía mi pierna izquierda solo para empujar la de ella y que mire a mi costado, y lo hacía. El hombre hizo sonar su celular y comenzó a hablar de negocios, decía frases inconexas, pero captaba su atención. Yo movía la cabeza rápidamente para mi ventana, como si algo pasara afuera e incomodarla. Me masajeaba el muslo izquierdo como si recién saliera de jugar un partido, un joven deportista como yo debía ganarle a este jeronte cuya segunda década llegaba al ocaso.
Subió un hombre con sida, obviamente tanto él como yo compramos las estampitas solidarizándonos con el pobre tipo a ver si a ella le gustaba. Pensé un plan. Escribí en la estampa mi nombre y mi número y a la cuenta de tres le iba a tirar la estampa entre sus pies. Cuando ella me la daba le decía que se la regalaba. Me sentí orgulloso de mi plan y por un momento me enamore de mí, de mi genialidad.
Uno, dos, tres, cerré los ojos y la tire. Cuando los abrí vi algo extraño. Las estampas de La virgen de Lujan no era una sino dos. La mujer me la devolvió desconcertada. Cuando la mire me indigne: “Lucas 155678802, llamame princesa”.
Mujeres hermosas se empezaban a subir, y nos seducían, pero teníamos ojos solo para ella.
La situación se puso cada vez más intensa. Comencé a cantar un tema de Luis Miguel casi a los gritos, no recordaba como seguía el tema, Lucas lo siguió con oficio, y se hizo el jopo de Luis, le salía igual. Esto ya no me gustaba nada, este inadaptado quería sacarme mi mujer, viniendo de la nada…
Realmente no se me ocurría nada, tenia tanto para darle y no sabía cómo, tenía que darme a conocer de alguna manera, ya tenía menos de 15 minutos, mi parada se acercaba, y si ella bajaba antes? Yo sabía que Lucas se iba a quedar todo el tiempo que fuera necesario, pensaba igual que yo, era la mujer perfecta.
Se le acerco un amigo al hombre, y empezaron a hablar, el subió la voz a propósito. Decía ser ingeniero. Me puse melancólico, yo era apenas un vago estudiante, el era mejor, solo tenía que intentar que ella no se diera cuenta…
Todo sigue igual, un vago me advirtió, siempre tiene prioridad la que te diga que no. Me dijo también algo así como “esta nuez para vos”, no le entendí. Ya todos opinaban. El colectivero andaba más lento que de costumbre, solo para ver como terminaba esta novela del mediodía.
Le hable a ella, del frío que hacía, que estúpido! Estaba perdiendo originalidad, necesitaba imaginación, que superficial que fui, cuantos hombres le habrán dicho lo mismo??? Si hace más de dos semanas que sale abrigada…
El hombre seguía hablando con el amigo, le pregunto si tenía su número, le respondió que sí pero igual dijo su número al menos tres veces, los pasajeros ya le pedían por favor que callara…
La mujer ya se sentía muy incómoda, pero algo le gustaba, ya había asientos libres más adelante, se hubiera cambiado…
Le sonreí nuevamente, como si conociera el secreto del universo y se lo estuviera por decir, ella estaba expectante mirándome con los ojos almidonados, mientras el hombre le empujaba el hombro y la pateaba con la pierna derecha. Era el momento ideal, me mordía los labios, la miraba con sexualidad. Le toque la pierna, se enojo, y dijo que esa era su parada…
Espera, no te enojes, esta vez lo vi venir, como siempre la reacción es tan lenta como mi voz…se estaba parando, amague a pararme para ver si él se iba a parar o no. El hizo lo mismo pero finalmente se quedo sentado, como yo., me quedo aquí. Tocó el timbre, se abrieron las puertas, y se fue…todos los pasajeros lloraban y aplaudían, la única novela matinal que terminaba mal…un odio se despertó en mi por este insulso pasajero que me saco mi prometida y la echo a perder, Lucas era un idiota…
Se fue, Igual no me importaba. Dicen que la vieron con ese de la 25 de Mayo que supo andar despacio…daba igual. Nunca más la vi, Espero Que El Tampoco…»
Publicado en Crónicas del mas acá